Iniciativa financiada por el FIC del Gobierno Regional impulsó la creatividad, el pensamiento científico y el desarrollo de prototipos con Inteligencia Artificial entre estudiantes de primero y segundo medio.

El Liceo Manuel Blanco dio cierre a un ciclo de once talleres del proyecto CTI-Estudiantil: Forjando una cultura de I+D desde la etapa escolar, iniciativa financiada por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Atacama y que ejecuta la Universidad de Atacama (UDA), que buscó acercar la ciencia, la innovación y la tecnología a estudiantes de enseñanza media mediante experiencias prácticas y significativas.

El programa tuvo como propósito desarrollar habilidades del siglo XXI para la industria 4.0, considerando pensamiento crítico, creatividad, resolución de problemas, alfabetización digital y trabajo colaborativo. Durante cada sesión, estudiantes de primero y segundo medio exploraron contenidos como programación inicial, robótica educativa, uso de aplicaciones, realidad virtual y desarrollo de prototipos innovadores para resolver problemáticas locales, integrando metodologías como Design Thinking y herramientas de Inteligencia Artificial.

El enfoque práctico permitió a los y las participantes acceder a tecnologías que no forman parte de su entorno habitual, generando un espacio seguro para experimentar, equivocarse, rediseñar y crear soluciones que conectan la escuela con los desafíos del territorio. La motivación también se expresó en el fortalecimiento del interés por trayectorias científicas y tecnológicas a largo plazo.

La experiencia estudiantil fue uno de los aspectos más valorados del ciclo. Máximo Ramírez, de primero medio, destacó que “los talleres fueron fabulosos. Pensé que sería puro contenido teórico, pero no: manipulamos robótica, creamos aplicaciones y me siento orgulloso de lo que construí”. Su compañero, Benjamín Miranda, coincidió en que fue “una experiencia muy buena, entretenida y con mucho trabajo en equipo. Se la recomiendo a otros liceos”.

Para Catalina García, de segundo medio, la oportunidad de “aprender a construir y manejar robots” resultó especialmente significativa, mientras que Tupag Cares valoró haber explorado aplicaciones que permiten “mover robots Lego y crear programas”. Pese a los desafíos, resaltó sentirse acompañado y reconocido por su esfuerzo individual.

La dimensión sociocomunitaria también estuvo presente. Crisna Aguayo señaló que pudo “hacer amistades, aprender de tecnología y conocer más sobre robótica educativa”. Por su parte, Estefanía Escalona destacó que los talleres le permitieron “reconectar con amigos, trabajar con varios robots y disfrutar de un ambiente muy grato”. Finalmente, J.P. Pérez hizo un llamado directo a sus pares: “si tienen la oportunidad, participen. Se aprende mucho para el futuro y el acompañamiento docente es excelente”.

Con el cierre de esta fase, el proyecto CTI-Estudiantil deja instaladas capacidades tecnológicas y metodológicas que fortalecen el aprendizaje de ciencias, tecnología e innovación en el liceo, contribuyendo a formar estudiantes capaces de observar su entorno y proponer soluciones creativas y pertinentes para su comunidad.